La Guagua y la realidad dominicana:
Por: Rosa Méndez, 4A-C, 24

Para empezar, sé que todo el mundo, cada ser humano, tiene un gusto especial por la música, esa armoniosa combinación de los sonidos con tiempo, esa libre forma de expresión tan bien elaborada que produce deleite y disfrute por parte del oyente según sea su preferencia. Es por esto que el hombre, como representante de la humanidad, desde sus inicios ha mostrado su pasión por reproducirla ya sea imitando sonidos de la naturaleza: viento, ríos, árboles, animalitos, etcétera, o poniendo en acción su ingenuidad y creando los suyos propios. Al hacer un estudio y análisis de la historia general es manifestado el papel tan importante que han jugado las composiciones musicales dando como resultado personajes destacados cuyos recuerdos persisten por la gran labor que realizaron en este arte, por ejemplo: Ludwig Van Beethoven, Wolfgang Amadeus Mozart, entre otros. A pesar de la amplitud de la música, la característica fundamental que con el pasar del tiempo ha sido invariable es el motivo: la libre expresión, expresión de los sentimientos, de una forma de pensar o sencillamente ser una crítica a la realidad lo que entonces me lleva a establecer la relación entre La Guagua y la realidad dominicana.
Recuento de la historia dominicana:
En sus inicios la República Dominicana no fue un país como lo conocemos hoy en día sino que pasó por distintos procesos que dieron lugar a la formación de la identidad dominicana, esto es, que influyeron en la consolidación de esta cultura caribeña. La isla estuvo habitada por indígenas (tainos o aborígenes como también se les conocían) con sus propias costumbres (bailes, juegos, alimentos, etc.)que hacían de ellos una cultura única llena de encantos que hasta hoy podemos disfrutar, aunque muchos de esos recuerdos van desapareciendo o ya han desparecido. Durante el siglo XV se produce la llegada de Cristobál Colon a territorio americano con lo que se descubre la existencia de otro continente mas este nunca llega a saber el logro alcanzado pues según él estaba en la India, que era en realidad el lugar hacia el cual había zarpado. A nuestra isla Colon llegó el 5 de diciembre de 1492, estableciendo el primer contacto entre Oriente y Occidente, que más adelante se convirtió en fuertes vínculos de interés para la Corona Española ya que la isla era muy rica en minerales como el oro y en otros bienes que cautivaron la atención de España.
España, Francia, Inglaterra y Portugal, las mayores potencias de la época, se propusieron la investigación de aquellas nuevas tierras por lo que enviaron emisarios para que realizaran estudios del lugar e iniciar entonces el empoderamiento de los inocentes terrenos. La colonización trajo como consecuencia un fuerte intercambio cultural donde se produjeron cruces raciales, mezcla de costumbres, entre otras cosas (este hecho recibió apoyo en gran medida del transporte de los negros africanos en sustitución de la mano de obra indígena que escaseaba). La Española, nombre que tenía la isla, estuvo bajo el gobierno de diversos personajes encomendados por la Corona de Castilla pero muy pronto surge la necesidad y deseo en las personas de una identidad propia, independencia, libertad y autonomía. La nación tuvo por primera vez un respiro en 1821 aunque éste no se mantuvo por mucho tiempo, solo algunos meses, ya que los malos manejos en el gobierno producto del cambio tan drástico permitieron la invasión haitiana decidida a tomar las riendas de la nación y lográndolo por 22 años hasta que un grupo separatista dirigido por Juan Pablo Duarte se dispuso a pelear por la separación.

Para concluir, solo queda secundar a Juan Luis en su deseo de que cada persona reconozca que el país no está marchando como debe y que es necesario que este simple deseo se torne en acción; pero nunca se hará realidad si no nos proponemos actuar diferente y contagiar a otros con nuestra forma. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de unirse y ser parte de este propósito que traerá beneficio a la nación, recordando que de lo contrario vamos a ser como los pasajeros de aquella guagua que a pesar de lo que ocurría, ellos iban bailando y disfrutando el momento sin meditar en las graves consecuencias que podría traer aquella situación. Todos en verdad queremos un cambio, que las cosas sean distintas, estar en continuo progreso, mas es lamentable salir a las calles y ver como la gente derrocha el dinero en cosas vanas: hombres o mujeres tomando alcohol cuando en sus casas sus familias están hambrientas; jóvenes que no aprovechan su oportunidad de desarrollo y crecimiento sino que solo se preocupan por fiestas y bonches… En verdad, el futuro de la nación depende de nosotros, del granito de arena que dé en aporte cada quien, y muchos pueden haberlo ya reconocido pero es necesario el aporte de todos y la carga se hará más ligera y evitaremos que continúe la actual relación entre La Guagua y la realidad dominicana.
