domingo, 10 de octubre de 2010

Final de los Donguis: Muerte de los ingenieros.

Y con la convicción de que los donguis no podrían digerir la Cordillera, los tres ingenieros se iniciaron con sus planes de construcción de hoteles monumentales.

Pasados ya tres años, quedó construido el primero de los hoteles. El mismo con su gran equipamiento tecnológico y turístico, llamaba la atención de muchos extranjeros que ansiaban disfrutar de las novedades y comodidades que les ofrecía.

Debido a dicha infraestructura la popularidad de Balsa, Balsocci y Ramón se extendió por todo lugar. Fueron numerosas las solicitudes que les llegaban pero ellos, por el secreto que junto a muchos otros profesionales guardaban, prefirieron quedarse en la zona.

La Cordillera se convirtió en el mayor atractivo en todo el mundo. Otros ingenieros, arquitectos y demás empleados se unieron al trabajo de aquellos hombres. Todos tenían en mente los proyectos en este lugar, solo que olvidaban un detalle...los donguis.

Con tantas ofertas y demandas, el secreto acerca de estos animales pareció hacerse secreto hasta para los mismos tres ingenieros; se habían olvidado de este problema.

No mucho tiempo transcurrió entonces para que comenzaran a notarse los efectos de tanta construcción  en  aquel lugar. Una noche salió a la luz que unos excavadores realizando sus labores en las minas del área, fueron devorados, pero no se sabía cómo. Al oir esto Balsa y Balsocci corrieron a contarle a Ramón, y procuraron hacer las gestiones para realizar análisis del lugar. Se descubrió que gran parte de la Cordillera había sido afectada en el área subterránea del oeste, por lo que el lugar debía ser desalojado lo más pronto posible.

Aquel día en que eran realizados los estudios Balsa, Balsocci y Ramón tenían la inauguración del nuevo hotel, por lo que no prestaron mucha atención a la llamada de alerta. Durante la celebración, todos disfrutaban hasta que comenzó a temblar la tierra e iniciaron los derrumbes. Los donguis habían conseguido salir hasta la superficie. Todos corrían despavoridos y se refugiaban en el gran salón de fiestas, pero las columnas del lugar no soportaron y se fueron abajo, cayendo sobre todos los convidados en aquel lugar sin dejar algún vivo.     ¡Qué gran banquete tuvieron los donguis aquella noche!

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